El primer año de la dictadura es el escenario en el que Mario Méndez narra esta novela (con una fuerte carga autobiográfica) en primera persona. Después de la separación de sus padres, en los primeros años de infancia, el protagonista pasa de vivir en Mar del Plata a ocupar una casa en Temperley con su padre y su nueva esposa (mientras que su hermana menor y su madre continúan su vida en la costa).

Por el contexto histórico la novela está marcada por dos elementos que se imponen sobre el resto: la dictadura militar y el mundial de 1978. El título de la novela hace referencia al cántico que se repetía en esa final contra los países bajos, pero en el caso del protagonista ese cántico tenía un condimento extra: al llegar a Temperley se hace amigo de una chica, Delicia Jansen, de familia holandesa. Es decir: había en ese cántico una chicana experimentada en vivo y en directo por los holandeses locales (que, en la novela, era tomada con humor).
Pero, en simultáneo, más allá del clima festivo futbolístico, los grupos de tareas se encontraban deteniendo y desapareciendo personas. Y el protagonista es testigo de uno de esos operativos ilegales que golpeará fuerte en la familia Jansen.

Por otro lado, la escritura, es sostenida por la voz de un narrador que reconstruye la época y su pasado con un tono que fluye (de manera muy natural) entre lo juvenil y lo adulto. Y desde ese pacto de lectura el libro puede ser recomendado tanto para jóvenes como para adultos.