Este libro de Juan Lima, que obtuvo el Segundo premio nacional de literatura infantil y juvenil de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil y de Argentina, continúa cierta línea estética similar a la de Astronomía Poética (también editado por Calibroscopio). Aquí también hay poemas e imágenes, pero el efecto visual es diferente. En poemario, también acompañado por fotos y trabajo digital, el foco parece estar puesto más en la belleza. Así es que las verduras, las frutas, lo vegetal desfilarán tanto en los textos como en las fotos.

Y el lector verá primeros planos de rosas blancas, rabanitos, una ananá a la que le salen flores, tomates cherry clavados a una rama de espinas (de tal manera que se presentan como el racimo de una planta imposible) y otros cruces similares, entre lo vegetal, que generan un efecto de extrañeza (que en ningún caso llega a ser grotesco o chocante). Es decir: los tomates y las espinas están dispuestos de tal forma que la imagen se percibe como delicada.

Con respecto a los poemas del libro se enfocan en la comida, en la vegetación, en todo lo que despierta en el autor una almendra, las lechugas en una verdulería, la palta untada en el pan y demás. Si en Astronomía poética Lima dirigía la mirada al cielo en Botánica poética la dirige al suelo y sus posibilidades.

Este libro está orientado a público juvenil y adulto y puede ser útil para trabajar los modos en los que se muestra la naturaleza en la literatura.