Es imposible medir el impacto que tuvo el trabajo de Joaquín Salvador Lavado (Quino para sus lectores) en la cultura argentina. Tanto en sus viñetas auto conclusivas como con sus tomos de Mafalda su arte alcanzó, incluso, a los que no suelen leer historietas. Algo poco común para el género. De hecho, es probable que Mafalda haya sido parte de las primeras lecturas de muchxs.

Fue a partir de un trazo minimalista, con pocos elementos en cada viñeta, que los lectores argentinos conocieron y se encariñaron con esta nena de pelo voluminoso, su familia y sus amigos.

Publicada por primera vez en 1964 en el semanario Primera plana el éxito de la tira llevó a que Ediciones de la flor publicara un tomo compilando esas primeras historias (que en dos días agotó su tirada de 5 mil ejemplares). Fue hasta el año 1973 que Quino trabajó en estas historias que lo llevaron a acumular 10 tomos de Mafalda, que hasta el día de hoy circulan por distintas bibliotecas de niños, jóvenes y adultos. En el caso puntual de la edición de 10 años con Mafalda nos encontramos con una compilación organizada de una manera particular.

Si en las recopilaciones se suele plantear la lectura en un orden cronológico, según el año de publicación de la obra, en 10 años con Mafalda las historietas están organizadas por temas. Así que el libro se encuentra dividido en capítulos como La familia, La calle, Mafalda y la sopa y demás. Pero, más allá de la forma en la que se organice la lectura siempre es bueno volver a estas historias o leerlas por primera vez y sorprenderse ante la genialidad de Quino y sus personajes. Pasan los años y Mafalda y su familia y amigos siguen tan vigentes como en los años en los que salieron a la luz originariamente.